En épocas precedentes, los guepardos estaban mucho más diversificados y eran más abundantes, tanto que su área de distribución abarcaba toda África, gran parte de Eurasia e incluso América del Norte.
Con la llegada de los hielos, gran parte del hemisferio norte se congeló o pasó a un clima frío (taiga, tundra, estepa), mientras que en las regiones tropicales, la falta de agua retenida en los glaciares polares provocó un clima más seco.
Esto último es un fenómeno que afecta o ha afectado a multitud de especies y poblaciones en tiempos recientes, que han sufrido un cuello de botella artificial.
Y es que los humanos no son inmunes a los cuellos de botella, y el del Toba no ha sido el único que Homo sapiens sufrió a lo largo de su historia.
Durante la Edad Media, la peste negra redujo un tercio la población europea de la época.