En el siglo XVIII, se hallan yacimientos de mármol en la zona, los cuales contribuyen al crecimiento económico del pueblo.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar tenía contabilizadas unas 30 casas.
En el siglo XVII, se consigue mármol de una cantera cercana, que potencia la economía, hasta el año 1945, en el cual, se funda la fábrica resinera de Cubilla, que es productiva hasta 1979.
A finales del siglo XX, se crea la casa rural de las Bardas.
En la villa muchas tradiciones relacionadas con los momentos festivos se han perdido.
Entre ellas cantar albadas, pingar el mayo, pagar "el piso" o "costumbre".