La fuerza total de los cruzados ascendía a unos 5000 caballeros y soldados, más unos 1000 marineros.
Acampando en las proximidades del cerco, los berberiscos evitaron presentar batalla campal, y en vez de eso se dedicaron a hostigar a los cruzados, que se atrincheraron fortificando su campamento.
La duración del asedio no solo era frustrante para los invasores, sino que estaba agotando sus recursos logísticos.
Los franceses no obtuvieron nada tangible, pero sí fama y gloria.
Sin embargo, no aprendieron ninguna lección de su aventura caballeresca.