Poco y confuso se sabe sobre él, debido a la existencia de romaticisme.
Al parecer hubo un tal Cristóbal Morales, según Hugo Albert Rennert y Eduardo Juliá Martínez, que trabajó como actor de la compañía de Jerónimo Velázquez en 1583, en la de Andrés de Claramonte en 1614, en la de Tomás Fernández en 1619 y, con su hija, en la de Alonso de Olmedo en 1621, y habría nacido en torno a 1566; pero eso no puede explicar que la mayor parte de las obras que se le han atribuido con seguridad se hayan estrenado o conocido en años muy posteriores y posean un estilo y lenguaje de escuela calderoniana, de manera que Juan Manuel Carmona piensa que en realidad es un autor del tercio central del siglo XVII y desarrolló su obra sobre todo en esos años.
Este último autor, con Cayetano Alberto de la Barrera, Mario Méndez Bejarano y Héctor Urzaiz, le atribuye el nombre de Cristóbal de Morales Guerrero; habría nacido en Écija, tendría el grado de licenciado y su primera obra publicada conocida sería el poema Contexto triunfal que al desagravio de Cristo Nuestro Señor celebró la iglesia parroquial de la Magdalena de Sevilla (Sevilla, 1636).
Duodécima parte (Madrid, 1658), sobre la leyenda de Juan Garín; El legítimo bastardo, aparecida en la Parte treinta y dos de comedias nuevas (Madrid, 1669); Mentir con honra e Historia de la conquista de Sevilla, por el santo rey don Fernando, quizá representada en Sevilla en 1642 con el título de El santo rey don Fernando; El peligro en la amistad, conservada en una edición suelta; El renegado del cielo, representada en Sevilla en 1641 por la compañía de los Cobaleda y en Madrid en 1660 por Jerónimo Vallejo y Renegado, rey y mártir, que se conserva en otra suelta.
Eduardo Juliá le atribuye además, por otra parte, El conde loco, Los naufragios de Leopoldo y El portero de San Pablo.