Cristóbal Magallanes Jara

La Iglesia católica lo reconoce como santo, que luchó por la libertad y el buen trato.

En materia educativa, estableció varios colegios y escuelas de primeras letras.

Estos hechos afectaron su ánimo y esto quedó plasmado por escrito.

En una carta consignó que durante los últimos cuatro meses de su vida fue perseguido por cerros y barrancas: “Dios les perdone tanta infamia y nos vuelva la deseada paz, para que todos los mexicanos nos veamos como hermanos”, escribió.

Compartió la prisión con su ministro, el joven Presbítero Agustín Caloca y ambos quedaron a disposición del jefe de operaciones militares de Zacatecas, el general Anacleto López.

El general Goñi acusó al párroco de sostener la rebelión contra el Gobierno en esa comarca y debido a que demostró lo contrario, le imputaron otro delito: “No habrán tenido parte alguna en el movimiento cristero, pero basta que sean sacerdotes para hacerlos responsables de la rebelión”, se dictaminó.