Cristòfor Taltabull

Ese mismo año se marchó hacia Munich donde estudió con Franz Wiedermeyer y Max Reger.

El vínculo con Barcelona continuó: en 1910 se estrenó Prólogo sinfónico para un drama en el Palacio de la Música Catalana.

Allí pudo conocer a Debussy, Ravel y Stravinsky.

Por otra parte, en el campo del magisterio personal dedicará una intensa labor pedagógica hasta su muerte en 1964.

La enumeración de sus discípulos —entre los que destacan algunos nombres importantes— durante los últimos veinticinco años de su vida en Barcelona, aporta una medida aproximada de la dimensión pedagógica de Taltabull y su peso en la música catalana posterior: Sebastià Benet, Xavier Benguerel, Lleó Borrell, Teresa Borràs i Fornell, Manuel Cabero, Jordi Carbonell, Josep Casanovas, Josep Cercós, Àngel Cerdà, Joan Comelles, Maria-Lluïsa Cortada, Edmund Eckart, Gregori Estrada, Eugeni Gassull, Maria-Teresa Giménez, Enric Gispert, Marçal Gols, Joan Guinjoan, Palmira Jaquetti, Lluís Lanau, Joan Masjoan, Josep Massuet, Josep-Maria Mestres Quadreny, Lluís Millet, Salvador Moreno, Domènec Rovira, Ireneu Segarra, Fèlix Strohecker, Jordi Sivilla, Jordi Torra, Josep Soler y Mercè Torrents Turmo.