[2][3] Los apagones han impactado todos los sectores, desde la industria hasta la vida cotidiana de los ecuatorianos.
Además, el gobierno busca contratar más suministro eléctrico en un intento de aliviar la crisis, que se espera continúe hasta octubre.
Aunque la medida fue necesaria para evitar el colapso del sistema, provocó un profundo malestar social y afectó gravemente tanto a la vida cotidiana como a la economía del país, especialmente en los sectores industriales y comerciales.
En esa ocasión, el gobierno debió recurrir a la importación de energía desde Colombia para aliviar la demanda interna.
En 2016, la situación se repitió debido a problemas en las centrales hidroeléctricas, especialmente en la represa Paute, que disminuyó su capacidad por fenómenos climáticos adversos.
[4] Los apagones de 2024 en Ecuador han tenido un impacto severo en la economía, especialmente en el sector industrial.
Además, la incertidumbre sobre la duración de los racionamientos ha desincentivado la inversión en nuevos proyectos y retrasado procesos productivos clave.
Durante su visita a Estados Unidos, Noboa mencionó que la falta de agua ha afectado severamente el funcionamiento del complejo hidroeléctrico más grande del país, lo que ha obligado al gobierno a implementar apagones de hasta 14 horas diarias en varias ciudades.
[10][11] Para enfrentar la crisis, Noboa ha puesto énfasis en la inversión en energías renovables y en el gas natural, buscando generar 2.000 megavatios adicionales en los próximos dos años.
Se prevé que estos proyectos aporten alrededor de 500 megavatios en los próximos años.
La interconexión con Colombia y Perú también es clave, permitiendo importar energía cuando la demanda interna sobrepase la oferta, lo que aliviaría la presión a corto plazo.
La implementación de un fideicomiso financiero transparente y un marco regulatorio más flexible podrían atraer los fondos necesarios para resolver el déficit estructural.