Este desequilibrio aparente, inaceptable por la cultura griega, que daba gran importancia a cuestiones como la armonía y el balance del universo, fue resuelto por Crates incorporando otros “continentes”, origen de lugares míticos como las Antípodas y el gran continente austral conocido como Terra Australis.
Llegó a Roma en 168 o 159 a. C. como parte de una embajada griega.
Su estancia allí, que se suponía breve, debió alargarse tras caer a una acequia y romperse una pierna.
Durante el tiempo que invirtió en recuperarse, transmitió sus conocimientos a los miembros de la élite romana, haciendo lectura de los clásicos griegos.
Organizó bibliotecas en Roma, y enseñó bajo el criterio de la anomalía (haciendo énfasis a las excepciones).