En particular, refiriéndose en broma a las categorías sociológicas expuestas en el tratado alemán Gemeinschaft y Gesellschaft, distingue a la humanidad en "hombres de amor", como los napolitanos, y "hombres de libertad", como los milaneses.
Su tranquila vida se ve perturbada por dos eventos.
Primero, su hija Patrizia se ha quedado embarazada de su prometido Giorgio y ambos planean casarse; pero el novio, un joven licenciado en arquitectura, está en paro y la pareja debe mudarse a su pesar a la casa de Bellavista.
Además, desde Milán llega a Nápoles el director Cazzaniga, que se instala en un apartamento dentro del mismo edificio del profesor.
Sin embargo, cuando un día se ve obligado a pasar tiempo con él, estando ambos atrapados en un ascensor averiado, descubre que también Cazzaniga es un "hombre de amor"; así empieza una relación de amistad y respeto mutuo.