Las Cortes generales catalanas de Barcelona de 1421 fueron convocadas por la reina María de Castilla como lugarteniente del rey Alfonso V el Magnánimo[1] el 23 de junio.
Las anteriores Cortes de San Cugat-Tortosa (1419) habían quedado suspendidas por la marcha del rey en Nápoles, donde se instaló.
Las dificultades económicas le hacen volver a pedir ayuda a los catalanes, lo que será aprovechada por los pactistas para obtener privilegios que ya reivindicaban desde las Cortes de Montblanc de 1414.
En concreto, la exclusividad de los catalanes a ocupar los cargos jurídicos, la primacía absoluta de los Usatges de Barcelona y las Constituciones catalanas.
Se encomienda también a la Generalidad la custodia de la estructura constitucional ante cualquier extralimitación real.