Su pequeño tamaño y el estar construida con bisagras han sugerido a algunos estudiosos que antiguamente fue un gran brazalete o quizás una corona votiva.Las láminas de color con las otras piedras fueron añadidas probablemente por Teodorico, el cual hizo colocar la diadema sobre otro yelmo, en sustitución del otro retenido por los bizantinos.Carlomagno hizo después sustituir alguna de las láminas que se habían estropeado.En 1345 fue encargada para una segunda restauración por parte del orfebre Antellotto Bracciforte, el cual le dio su aspecto actual.Dos siglos después, el papa Gregorio Magno habría donado los clavos a Teodolinda, princesa de los longobardos, como un regalo diplomático, aunque no mencionó esto en las donaciones suyas, que sí están documentadas.Sería ella quien hizo fabricar la corona e insertar el clavo forjado en la misma en forma de lámina circular.Un siglo más tarde, Ludovico Antonio Muratori expresaba lo contrario, afirmando que la lámina, en comparación con un clavo romano de crucifixión, era demasiado pequeña.Mientras tanto, también las autoridades eclesiásticas examinaron el problema: el papa Clemente XI decretó finalmente en 1717 que, no obstante la falta de certeza sobre la efectiva presencia del clavo en la corona, se autorizaba la veneración como reliquia sobre la base de la tradición ya secular en este sentido.[4] El análisis del anillo interior efectuado en 1993 puso de manifiesto que está realizado en plata.Cuando los bizantinos desengancharon la diadema para dársela a Teodorico, estos retuvieron también los pequeños arcos.La historiadora Valeriana Maspero sostiene que la corona fue la diadema montada sobre el yelmo de Constantino.El yelmo y el bocado, junto a otras insignias imperiales, fueron llevados por Teodosio a Milán, donde residía, y fueron expuestos en su funeral, tal como lo describe Ambrosio de Milán en su oración fúnebre de obitu Teodosii.[cita requerida] El rey Teodorico entonces adoptó la diadema gemmis insignitum, quas pretiosior ferro innexa(s)crucis redemptoris divinae gemma connecteretas (San Ambrosio: De obituu Theosdosii) como su corona.Esta es la Corona de hierro, pasada por los godos a los lombardos cuando invadieron Italia.Antiguas investigaciones datan la corona del siglo VIII o principios del IX[note 1] Pero según un estudio reciente, la corona, en su estado actual, es el resultado de dos trabajos diferentes realizados en los siglos IV-V primero y IX después.Los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico eran coronados en tres ocasiones: una como rey de Alemania en Aquisgrán, otra como rey de Italia y una tercera como emperador (esta última corona era impuesta por el papa).Sucesivamente fue transferida a Aviñón, entonces sede papal, donde permaneció entre 1324 y 1345: durante este período fue incluso robada, pero el ladrón fue capturado.Desde el siglo X, los reyes germano-romanos habían viajado a Roma para ser coronados emperadores del Sacro Imperio.Su hijo Víctor Manuel III no quiso ninguna ceremonia de coronación.El último viaje de la corona tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial: temiendo que los nazis quisiesen apoderarse de ella, el cardenal Ildefonso Schuster la hizo trasladar al Vaticano, donde estuvo hasta 1946.