El Ejército Rojo invadió Karafuto días antes de la rendición de Japón; aunque casi todos los japoneses allí fueron repatriados exitosamente, casi la tercera parte de los coreanos no pudo obtener un permiso para partir a Japón o a sus lugares de origen en lo que hoy es Corea del Sur.
Debido a la distinta historia e idiomas, los coreanos de Sajalín podrían o no sentirse identificados como Koryo-saram.
El término «Koryo-saram» puede usarse para abarcar a todos los coreanos en la antigua Unión Soviética, pero por lo general se refiere a los descendientes de coreanos de la provincia de Hamgyŏng cuyos ancestros emigraron al Extremo Oriente ruso en el siglo XIX, y que posteriormente fueron deportados a Asia Central.
En 1937 la Unión Soviética deportó a coreanos de la parte soviética de la isla y del Extremo Oriente ruso, debido a las sospechas que tenía respecto del nacionalismo coreano entre los coreanos de Sajalín, además del temor que dicha comunidad coreana pudiera albergar espías japoneses.
En la confusión que sobrevino, comenzó a extenderse un rumor de que los coreanos podrían estar al servicio de la Unión Soviética sus espías, y esto condujo a los civiles y policías japoneses a realizar masacres contra los coreanos.