En 1603 se traslada a su emplazamiento presente, los vecinos de la villa creyeron conveniente una ubicación del convento más cercana.
[1] Vivió su época de mayor esplendor a mediados del siglo XVIII cuando su comunidad estaba formada por 36 sacerdotes, 12 coristas, 10 legos y 6 donados.
Estuvo habitado por los frailes hasta 1835, en que se suprimió por la desamortización de Mendizábal.
Las enfermerías, alta y baja, debieron ocupar el final del ala, que se prolonga hasta la huerta, en viviendas u otros espacios de aprovechamiento diversos.
El terreno cultivable, de suelo fértil, proporcionaba agua abundante y productos vegetales para las necesidades monásticas.
La Iglesia, de cruz latina, tiene cúpula con cuatro ventanales para iluminar el crucero, y pechinas con medallones, hoy sin pinturas y deteriorados por los usos que se dieron al conjunto.
Desde las habitaciones se pretende capturar las mejores visuales hacia el paisaje de la sierra y la ladera del castillo desde los cuatro brazos en torno al claustro, prevaleciendo la orientación sureste para todas las habitaciones.