Convento de Santo Domingo (Cartagena)

Su gobierno fue breve, pues falleció dos años después, tras enfrentar serias luchas con los encomenderos, en cabeza del mismo Pedro de Heredia, debido a sus excesos con los indígenas.En febrero de 1552 un incendio destruyó la ciudad y debió buscarse un mejor sitio para el cenobio dominicano, en un solar donado por Francisco Lípari.Por ello, la edificación inicial no era gran cosa: una rústica casa de paja y barro, con una capilla, en la cual, por su fragilidad “no se podía tener el Santísimo Sacramento, sobre todo por el peligro de los incendios”, según se lee en los documentos.Mientras tanto, por sus puertas entraron y salieron numerosas misiones dominicanas provenientes de España, con destino a diversas regiones del Nuevo Mundo.Pedro Mártir Palomino, al ver que la casa amenazaba ruina, encomendó a los frailes doctrineros, aprovechar las predicaciones de la Cuaresma “a ver si podían hacer algún fruto con sus sermones y conseguir alguna limosna para empezar el suntuoso edificio de nuestra iglesia y convento”.Y aunque existía el empeño por edificar, los fondos aparecieron muy lentamente, por lo cual dicho proceso de construcción demoró aproximadamente 150 años.Tenía su propio noviciado e impartía la formación filosófica-teológica requerida por las constituciones de la Orden.Por ello, la comunidad adquirió pronto muchos bienes muebles e inmuebles y se convirtió en una importante entidad crediticia, gracias al sistema de censos, capellanías y obras pías, favoreciendo la llamada por los historiadores “economía de salvación”.Por otra parte, en este convento cartagenero se celebraron al menos dos autos de fe, en 1648 y 1654.En primer lugar, los piratas que con frecuencia atacaban la ciudad, saquearon varias veces el convento, destruyéndose en cada incursión, una buena parte de su rico arte.Por otra parte, las malas relaciones entre la comunidad conventual y las autoridades llevaron a que en más de una oportunidad, el edificio fuera ocupado durante semanas por las tropas reales, convirtiéndolo en cuartel provisional.En 1761, debido a un temblor, se desplomó la mayor parte del edificio conventual; su reconstrucción fue lenta.Él se manifestaba partidario de que las comunidades regulares tradicionales ya no eran necesarias en los “nuevos” tiempos decimonónicos.Los pocos frailes que sobrevivieron, envejecieron en oficios de párrocos, y uno tras otro fueron muriendo, algunos en la miseria.
Interior de la Iglesia de Santo Domingo.
Altar menor con la imagen de madera del "Cristo de la Expiración"
Iglesia del Convento de Santo Domingo de Cartagena de Indias, antes de su restauración.