La historia del convento empieza en 1558, cuando llega a la actual Prainha fray Pedro Palácios, natural de Medina de RioSeco, en España.
La pequeña ermita fue erguida y expandida despacio hasta tornarse en el Convento da Penha, hoy el monumento religioso más importante de la arquitectura capixaba.
La pintura desapareció por tres veces y en todas las ocasiones ha sido encontrada en la cumbre de cerro en donde está construido el convento.
Gran parte del interior es revestido con madera en cedro, entallado por el escultor portugués José Fernandes Pereira entre 1874 y 1879.
[2] En 1562, Palácios construyó una Capilla dedicada a San Francisco de Assis, en el local hoy nombrado largo do convento (Campinho), y a fines del siglo XX surgieron también el Museo y la tienda de alimentos y souvernirs.