[1][3] A principios del siglo XIX, el convento resultó dañado en la Guerra Peninsular y no hubo tiempo para repararlo, ya que los franciscanos descalzos lo abandonaron en 1835, cuando tuvo lugar la exclaustración por la desamortización de Mendizábal.
Tras la desamortización pasó a ser una finca agropecuaria, función que cumplió hasta finales del siglo XX.
[1][3] Por su parte, el claustro cuadrangular se adosa a la iglesia en su cara sur, y en torno al mismo se organizan en planta baja las distintas dependencias: refectorio, cocina, hospital y almacenes, situándose las celdas en su planta superior.
Las fachadas exteriores son sobrias, de huecos pequeños e irregularmente dispuestos.
El acceso al conjunto se produce por la fachada oriental, protegida por una logia o galería porticada, formada por una arquería de medio punto.