Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar

[8]​ Silvio Zavala señalaba en una reseña contemporánea a su publicación que este prólogo mostraba "la gravedad de las materias tratadas en la obra", así como veía "en la clase obrera que trabaja en el cultivo e industria del tabaco, la representación del cubanismo, el núcleo impulsor de los movimientos revolucionarios y la avanzada del proletariado cubano".En ella, respalda el concepto de transculturación propuesto por Ortiz, así como sus aportes a la investigación antropológica.[12]​ Este conjunto se divide en dos grandes grupos temáticos en torno a los dos productos que se analizan en la obra: "Historia, etnografía y transculturación del tabaco habano" e "Inicios del azúcar y de la esclavitud de los negros en Cuba".Al mismo tiempo, esta división refleja la estructura contrapuntística que organiza todo el texto, pues los capítulos no sólo se separan en dos categorías temáticas, sino que se van intercalando de forma dialógica.Esta cuidada organización del ensayo, ha dado pie a que la recepción de la obra haya celebrado su conciencia artística y no puramente informativa.Por ello, se pueden considerar estas dos plantas como las raíces metafóricas y estructurales de la historia nacional e identidad cubanas."De esta manera se establece no sólo el contraste entre las dos grandes secciones, sino –tercer contrapunteo– su mutua referencia".Esos capítulos se incluyen a continuación y pueden ser leídos interrumpiendo el ensayo en los momentos en que nos lo señala el propio Ortiz, o al final, como su continuación.[21]​ Esta novedad de doble lectura, será años más tarde explotada por Julio Cortázar en su famosa obra Rayuela.En él declara la complejidad de los fenómenos económico-sociales de la evolución histórica y explica que estos capítulos adicionales, aunque tengan su tema propio, "están relacionados con ciertos aspectos fundamentales del Contrapunteo y convenientes para el lector que quiera ahondar en ello.Lo fundamental del ensayo se encuentra en este capítulo donde introduce su neologismo, transculturación, para definir el proceso cultural de la historia de Cuba (ejemplificada en la historia del tabaco), la dialéctica cultural entre el desarraigo y la novedad, el choque (o abrazo) de culturas que produce una nueva, lo cual, puede extenderse a toda América por analogía.El concepto de transculturación, si bien está presente desde el subtítulo del ensayo ("Advertencia de sus contrastes agrarios, económicos, históricos y sociales, su etnografía y su transculturación"), no será definido hasta este capítulo complementario.Caldo denso de civilization que borbollea en el fogón del Caribe".[1]​ Enrico Mario Santí entiende la transculturación como un proceso social similar a la técnica del contrapunteo: un diálogo entre los actores, los discursos y las prácticas culturales.[21]​ En la introducción, Malinowski explica que la transculturación "es un proceso en el cual siempre se da algo a cambio de lo que se recibe; es un «toma y daca» (...), un proceso en el cual ambas partes de la ecuación resultan modificadas.Un proceso en el cual emerge una nueva realidad, compuesta y compleja; una realidad que no es una aglomeración mecánica de caracteres, ni siquiera un mosaico, sino un fenómeno nuevo, original e independiente.[26]​ Sin embargo, el crítico literario Ángel Rama publicó en 1982 Transculturación narrativa en América Latina, una obra clave en los estudios culturales latinoamericanos que recuerda aquella recomendación.De las noticias que dio un jesuita acerca del tabaco y sus virtudes.Del capitalismo privilegiado que siempre ha sido el ingenio de azúcar.