Era hijo del emperador Romano II y hermano menor de Basilio II, que murió sin hijos, dejando el gobierno del Imperio bizantino en manos de Constantino.
Constantino fue coronado como coemperador en el año 962, con solo dos años de edad (lo que no era extraño en el Imperio bizantino).
Asumió el poder a los 65 años edad, y al encontrar lleno de dinero el tesoro imperial, se abandonó a sus placeres.
Jamás se mostró excesivamente preocupado por el poder; aunque de constitución fuerte, era débil de espíritu; al hacerse viejo y no poder combatir ya, se exasperaba con cualquier noticia de mal augurio.
Era también un magnífico jinete, pero cuando llegó a ser emperador único, sufría de gota crónica y apenas podía andar.