Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
La reina era gran aficionada a la música —cantaba y tocaba el arpa— y la fundación del Conservatorio que lleva su nombre se consideró entonces como obra personal suya en la cumbre de su popularidad.La reina pretendía que la organización del Centro fuera a imagen y semejanza de los conservatorios italianos.Para conseguir sus propósitos buscó director en aquel país, aunque algunos han apuntado que el nombramiento fue caprichoso por ser Piermarini hombre apuesto.Como «adictos facultativos» se incorporaron profesionales de prestigio que asistían a las juntas con voto consultivo pero no deliberativo y formaban parte de la orquesta en los conciertos públicos del Centro.Centrado todo en torno a la ópera se instaura la Declamación como parte inseparable del Conservatorio hasta 1951.Se sucedieron en la dirección José Aranalde y Juan Martínez Almagro, nombrado este último en 1848.En medio de la crisis, los profesores procuraron, mediante sucesivos recursos, acabar con la situación creada.El internado fue definitivamente suprimido y creadas pensiones para alumnos destacados.En 1867 un incendio destruyó el salón grande, perdiéndose un piano Pleyel, un órgano y otras cosas de valor.En 1901 fue nombrado comisario regio Tomás Bretón, quien consiguió reformar el local del Conservatorio dotándole de mejoras y ampliaciones.Bretón logró aprobar un nuevo Reglamento, luchó para que hubiera una mayor exigencia en los exámenes y que se pusiera fin al vicio heredado de la excesiva benevolencia en la concesión de premios.Las oficinas fueron a un piso de la calle Pontejos, y algunas entidades particulares y públicas como la Casa Aeolian, la Unión Musical Española, Casa Campos, Casa Fuentes, Escuela Superior de Pintura, Teatro Cómico y Colegio Nacional de Sordomudos cedieron desinteresadamente sus instalaciones al Conservatorio.Bordas fue hombre prodigioso en la acomodación a diferentes situaciones políticas: fue director con el régimen constitucional, con la Dictadura de Primo de Rivera, con la Monarquía agonizante, con casi toda la República y con los primeros meses del franquismo hasta su jubilación.Al poco tiempo de comenzar la Guerra Civil, fue destituido Fernández Bordas y nombrado director Óscar Esplá.Llega a la dirección en 1940 Nemesio Otaño, hombre que con gran tesón y sacando partido a sus influencias consiguió un nuevo local más digno, el palacio de la familia Bauer en la calle de San Bernardo 44, que, después de reformas y adecentamiento, fue inaugurado en 1943 como nueva sede del Conservatorio.La reforma, que nació con varios vicios de origen, no fue secundada con las dotaciones presupuestarias necesarias.En 1952 el P. Federico Sopeña fue nombrado delegado del Gobierno a la edad de 34 años.Destacable en el mandato de José Cubiles fue la mejora en la retribución del profesorado.El nombramiento de Halffter fue acogido con recelo por unos y con entusiasmo desbordado por otros.Ubicado en la primera planta, en él se exponen de manera permanente cuadros, instrumentos musicales históricos recientemente restaurados, libros, partituras, documentos y otros fondos relevantes.El pabellón estaba unido al Hospital General y fue separado definitivamente en 1929 para dar paso a la calle de Santa Isabel.