Reciben este nombre por la forma cono, idea que tiene su segmento externo.
En este segmento externo nos encontramos unos sacos aplanados que reciben el nombre de discos membranosos.
En el cilio de conexión se localizan los procesos ciliares; su función es mantener unidos los dos segmentos.
En la prolongación interna del fotorreceptor podemos distinguir dos partes: la fibra conectante y la región sináptica.
Las señales generadas en los conos se transmiten en la retina a las células bipolares que conectan con las células ganglionares de donde parte el nervio óptico que envía la información al cerebro.