[1][2] La villa destaca por sus quebradas, estrechas y empinadas calles, en las que se han conservado edificaciones construidas con un marcado carácter popular.
Esta vía, que cruza longitudinalmente el caserío va entrelazando las distintas plazas: la Fontanica, donde los habitantes iba a por agua, la plaza del Cabildo, junto a la iglesia y finalmente plaza Nueva o la plaza del Ayuntamiento, centro neurálgico de la villa y lugar de celebración de todos sus grandes acontecimientos, como son sus conocidas corridas de toros.
El granito, que aflora en cualquier parte, es empleado en cimientos y cierres.
[4] La fundación de Fermoselle se cree que puede deberse a un asentamiento prerromano.
Su casco histórico está formado por un conjunto de calles tortuosas y empinadas, con amplias y sólidas casonas de antigua construcción, en las que se divisan aún sus escudos heráldicos.