La conferencia de Atlantic City de 1929 es considerada por la mayoría de los historiadores del crimen organizado como la primera reunión del crimen organizado ocurrida en los Estados Unidos y la que produjo el mayor impacto en la dirección que tomaría el mundo criminal.
[1] Algunos historiadores, como T. J. English, creen que este encuentro no representó en absoluto la composición étnica de los elementos criminales del país, teniendo en cuenta que las delegaciones consistían básicamente de líderes del crimen italianos y judíos y solo dos criminales irlandeses, siendo uno de ellos el guardaespaldas de Al Capone y el otro un jefe en actividades de contrabando que eligió voluntariamente su retiro a Little Rock (Arkansas) al final de la ley seca.
Los irlandeses todavía tenían influencias en los mundos políticos y criminales de los Estados Unidos, y había un conjunto de líderes del crimen en Nueva York, Boston y Filadelfia que no fueron invitados y que resultaron eliminados poco después; esto llevó a algunos a creer que se había acordado apartar a los irlandeses del mundo del hampa.
[2] El contrabando fue la actividad criminal más lucrativa en Norteamérica desde la llegada de la ley seca, en 1920, hasta su derogación en 1932.
Arnold Rothstein, Charles «Lucky» Luciano, John «The Fox» Torrio, Meyer Lansky, Frank Costello y Alphonse «Al Scarface» Capone fueron algunos de los más destacados gánsteres y contrabandistas de los Estados Unidos durante la época de la prohibición.