Noyes había experimentado una conversión religiosa durante un reavivamiento en 1831, a la edad de 20 años.
Sin embargo, fueron las ideas de Noyes sobre la unión sexual lo que le dieron fama.
Esta afirmación, combinada con la práctica del matrimonio complejo, generó la hostilidad de la comunidad vecina, y el grupo abandonó Putney para asentarse en Oneida, Nueva York, donde la comunidad floreció a lo largo de las siguientes tres décadas.
En consonancia con las ideas de Noyes, la comunidad creía que Jesús ya había regresado en el año 70 d. C., lo que les permitía considerar presente el reino milenial de Jesús, y estar libres de pecado y poder ser perfectos en este mundo, y no solo en el cielo (una creencia llamada perfeccionismo).
La Comunidad de Oneida practicaba el comunalismo (en el sentido de propiedad y posesiones comunales), el matrimonio grupal, la continencia sexual masculina, una forma de eugenesia (que Noyes llamaba 'estirpecultura) y la crítica mutua, una práctica en la que la comunidad entera se reunía a criticar a una persona cuando había alguna transgresión.
Había comunidades noyesianas más pequeñas en Wallingford (Connecticut); Newark (Nueva Jersey); Putney y Cambridge (Vermont).
[4] Cuando su primer interés romántico lo abandonó para casarse con otro hombre, Noyes escribió una carta privada en la que defendía la libertad sexual y el amor libre dentro de la santa comunidad cristiana.
Se casó con Hariet Holton, una mujer con buenos contactos sociales y económicos, en 1838, bajo la condición de que el matrimonio no fuera exclusivo.
La teología de Noyes giraba en torno a la igualdad espiritual que, según su interpretación, incluía tanto la esfera económica como la sexual.
En el Reino de Dios, todas las personas debían amar y compartir por igual: un llamado comunismo bíblico.
Noyes ganó algunos otros adeptos y el pequeño grupo de perfeccionistas comenzó a practicar lo que predicaba.
Los acuerdos específicos que hicieron posible este sistema recién comenzaron a implementarse plenamente en 1847, poco antes de la partida hacia Oneida.
Una de las prácticas más importantes era el uso del control de la natalidad mediante la continencia masculina, o coitus reservatus, en la que se permitía a las parejas tener relaciones sexuales, pero los hombres no debían eyacular, ni durante ni después de la relación sexual (Noyes rechazaba vehementemente el coitus interruptus).
[4] La conducta ejemplar de los miembros de la comunidad, que respondían a preguntas muy personales con libertad y honestidad, ayudó a apaciguar la hostilidad, y figuras influyentes del poder local también intercedieron en su favor.
[16] John Humprey Noyes propugnaba que las relaciones sexuales tenían dos propósitos distintos.
En Male Continence, Noyes sostiene que el método simplemente «propone la subordinación de la carne al espíritu, enseñando a los hombres a buscar principalmente los elevados placeres espirituales de la conexión sexual».
[19] : 19 Si un hombre fallaba, se enfrentaba a la desaprobación pública o al rechazo privado.
[20] : 743 No está claro si la práctica de la continencia masculina llevó a problemas significativos.
[24] Los comunitaristas, que deseaban ser padres, acudían a un comité para ser examinados en función de sus cualidades espirituales y morales.
Los supervisores se aseguraban de que los niños siguieran la rutina: Vestirse, orar, desayunar, trabajar, ir a la escuela, almorzar, trabajar, jugar, cenar, orar y estudiar, que se «ajustaban de acuerdo con la "edad y capacidad"».
Señala que si bien ambos sexos estaban en últimas sujetos a la visión y voluntad de Noyes, las mujeres no sufrieron ninguna opresión indebida.
Las poco ortodoxas prácticas matrimoniales, sexuales y religiosas mencionadas anteriormente provocaron que se enfrentaran a algunas críticas.
El doctor Ellis describió esta actitud como un ataque al orden moral prevaleciente.
[31][32] Noyes respondió a las críticas de Ellis cuatro años más tarde en un panfleto titulado Dixon y Sus Copistas, donde afirmaba que «Dr.
Esta estrategia no tuvo éxito porque Theodore era agnóstico y carecía del talento de su padre para el liderazgo.
Poco después, escribió a sus seguidores desde Niagara Falls, Ontario (Canadá), recomendando que se abandonara la práctica del matrimonio grupal.
Más recientemente, el centro de distribución en Sherrill, Nueva York, fue cerrado.
Entre ellos se encuentran: The Oneida Community: An Autobiography, 1851–1876 y The Oneida Community: The Breakup, 1876–1881, ambos de Constance Noyes Robertson; Desire and Duty at Oneida: Tirzah Miller's Intimate Memoir y Love/Special Sex: An Oneida Community Diary, ambos por Robert S. Fogarty; Without Sin de Spencer Klaw; Oneida, From Free Love Utopia to the Well-Set Table por Ellen Wayland-Smith; y relatos biográficos/autobiográficos por miembros alguna vez de la Comunidad, incluidos Jessie Catherine Kinsley, Corinna Ackley Noyes, George Wallingford Noyes y Pierrepont B. Noyes.
Hoy en día, la Oneida Community Mansion House es una organización educativa sin fines de lucro constituida por el Estado de Nueva York y recibe visitantes durante todo el año con visitas guiadas, programas y exhibiciones.
The Mansion House también alberga apartamentos residenciales, habitaciones para pasar la noche y espacio para reuniones.