Tenía en su aposento una imagen de la Virgen del Rosario, iluminada continuamente con una lámpara.Llevado por los mismos indígenas, el Padre Miguel fue a comprobar lo que le decían.Y en un nicho tallado en la roca por la naturaleza, vio una estatua de la Virgen María "de pedernal blanco, tan fino y duro, que despide chispa al menor contacto del eslabón.Cuentan las crónicas que la noche misma del traslado a Cali, la imagen desapareció y regresó al agreste sitio de donde con tantos trabajos la habían traído, mas finalmente fue colocada en la iglesia de la Merced, hasta cuando se le construyó su propio altar; la imagen es custodiada por dos indígenas tallados en madera y que rodilla en tierra veneran a la virgen.Aunque es parte del Complejo Religioso, funciona de manera autónoma auspiciado por el Banco Popular.