El comisario de guerra, en efecto, pasa personal y mensualmente revista o recuento individual de la fuerza, ya numérica, ya efectiva, de los cuerpos del ejército, del paraje o distrito a que para esto haya sido destinado.Algunos suponen o parecen inclinarse a creer que el cargo de comisario es de importación francesa, introducido por Felipe V con la administración militar del país del que venía, lo cual es ciertamente inexacto, si bien es cierto que con el advenimiento de aquel Monarca se desarrolló y, digámoslo así, se formalizó la institución de los comisarios, que por lo demás eran conocidos ya mucho antes.Por descontado, la clase sustituyó primero en parte, después por completo, a la antigua de los veedores; pero a ambas clases se las ve coexistir y seguir mezcladas durante un largo período de transición, que fue el mismo por el que tuvo que pasar la administración militar desde su estado rudimentario al de su perfección o, al menos, mayor regularidad; siguiendo en eso la misma trayectoria que las fuerzas públicas armadas, desde las tropas irregulares, hasta los ejércitos reglados.La clase se presenta ya con notable regularidad a finales del [[siglo XVI]].Así se ve que en el poder dado en Cremona por el Rey don Carlos I, a 21 de julio de 1545 nombrando a D. Francisco Duarte, proveedor y comisario general del ejército y de toda la gente de guerra que se reuniese en Italia, se decía que: A cuyo efecto se nombró y autorizó para que mandase y diese órdenes a todos los demás comisarios, etc.