De esta forma, se pueden equiparar los partidos a comarcas.
En Andalucía Occidental, los extensos términos municipales -donde, a veces, confluyen distintos espacios socioeconómicos ordenados por la cabecera municipal- dificultan el nacimientos de comarcas, ya que en muchas ocasiones los municipios funcionan como tales y además no suelen someterse a otra cabecera que no sea la suya.
[17] Otro factor que juega en contra, es la falta de una tradición comarcal en Andalucía Occidental.
[19] Además, señala como factor importante, la falta de tradición comarcal en Andalucía Occidental como lo demuestran la sucesión de propuestas que no han llegado a buen puerto.
[21] No obstante, algunos autores como Cano, defienden la existencia de una tradición comarcal en Andalucía Oriental,[22] poniendo como ejemplo las comarcas más estables –aludidas por Jurado Almonte- y otras más imprecisas como las Campiñas de Córdoba, aunque sin tener en cuenta que la estabilidad se produce en la cabecera comarcal y no en los límites comarcales.
[24] Al respecto, Pezzi ve necesario resolver el marco jurídico-administrativo en el que se desarrollarían las comarcas[25] Entre las distintas fórmulas opta por intercalar una administración comarcal como escalón entre la administración municipal y provincial, conservando éstas sus niveles competenciales garantizados por la constitución.