Lipoproteína de alta densidad

El hígado e intestino sintetizan diferentes proteínas (apolipoproteínas) que pasan a la sangre donde se unen al colesterol, fosfolípidos y triglicéridos dando lugar a complejos moleculares llamados lipoproteínas.

Las lipoproteínas de alta densidad son por tanto complejos macromoleculares formados por fosfolípidos, colesterol libre, triglicéridos, ésteres de colesterol y varias apolipoproteínas, siendo las principales ApoA-I y ApoA-II.

A medida que permanecen en el plasma, captan colesterol y otros lípidos hasta alcanzar una forma esférica.

[8]​ Se ha comprobado en numerosos estudios que existe una relación inversa entre la concentración plasmática del colesterol de las HDL (C-HDL) y el riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica aterosclerosa.

[10]​ Para mantener unos niveles adecuados de HDL se recomienda realizar frecuentemente actividad física, evitar el tabaquismo, evitar la obesidad y realizar una alimentación adecuada con un bajo contenido en grasas saturadas, se permite el consumo muy moderado de bebidas alcohólicas de baja graduación.