Claudia comenzó a mostrar signos de inestabilidad emocional, según familiares y amigos.
Poco tiempo después, Claudia se obsesionó con un sacerdote llamado Ramón, otro profesor del Colegio Fray Luis de León.
Según los informes, estos ataques involucraron alucinaciones de demonios y ángeles que dejaron a Claudia atormentada psicológicamente.
Recostándose en su cama, le agarró la mano izquierda y se la amputó por completo.
Cambiando de cuchillo, Claudia corrió sobre su hija mayor y la apuñaló seis veces.
Herida, Claudia María logró salir de la habitación y suplicó en voz alta a su madre por clemencia.
Luego la arrastró escaleras arriba y colocó su cuerpo sin vida en el dormitorio principal.
[9] Durante mucho tiempo se corrieron rumores de que había salido en libertad y reclamado su propiedad, pero no eran reales.
Fue recogida del centro penal por una supuesta sobrina y según reportes periodísticos, fue trasladada a una residencia psiquiátrica de México.