Pronto descubrió el cine, toda una revelación, y comenzó temprano su carrera trabajando como director de arte y diseñador de vestuario; su obra más conocida en este sentido fue, posiblemente, Nana (1926), película muda dirigida por Jean Renoir.
Como director, rodó bastantes películas provocadoras, llegando a afirmar que «si una película no tiene veneno, no vale nada».
El 18 de junio de 1989, saltó una vez más a la luz pública controvertidamente, cuando fue elegido para el Parlamento Europeo como miembro del Frente Nacional y más antiguo miembro de la asamblea.
Autant-Lara fue absuelto, pero la magnitud del escándalo provocado por sus comentarios le llevó a renunciar a su cargo de diputado.
Sus memorias, Rabia en el corazón (La rage dans le cœur), aparecieron en 1984.