Dado que los cistidios tienen formas muy variadas y suelen ser únicas para cada especie o género, son una característica micromorfológica útil en la identificación de basidiomicetes.
Los pleurocistidios y los cheilocistidios son importantes en cuanto a la identificación de un género.
Los crisocistidios son cistidios cuyos componentes contienen un cuerpo amarillo, que se vuelve más intensamente de ese color cuando se los expone al amoníaco u otros compuestos alcalinos.
Los gloeocistidios poseen una apariencia aceitosa y granulada cuando se ve a través del microscopio.
Los metuloides son cistidios con paredes espesas y que además poseen un apéndice con formas muy distintas entre sí.