Casi todas las rocas están deformadas y sustancialmente alteradas por metasomatismo, aunque se pueden observar claramente los estadios de transición desde las estructuras volcánicas y sedimentarias hasta la formación de esquistos.
Las firmas geoquímicas boniníticas proporcionan la prueba de que los procesos tectónicos son responsable de la creación del cinturón y que las brechas aholmadilladas y escombros basálticos indican que el agua líquida existió en la superficie en el momento de su formación.
Las rocas sedimentarias más comunes son las formaciones de hierro bandeado y sílex.
Los argumentos actuales abogan por una fusión directa del manto para producir las dioritas y granodioritas de alto contenido magnésico que se encuentran en estos cratones del eón Arcaico.
[1] Hay factores que ponen en duda la fidelidad de este análisis: por ejemplo, esta zona sufrió deformaciones con el paso del tiempo y que algunas áreas estuvieron bajo temperaturas de entre 500º a 600 °C y presiones de 5−5,5 kbar, lo cual haría cristalizar el grafito que se usa para analizar los isótopos.