La capacidad más común de un arma portable por un solo hombre varía entre 50 y 300 cartuchos.
Sin embargo, los mecanismos de teja se mantuvieron en uso en otros ejércitos, siendo las más notables las ametralladoras japonesas Tipo 3 y Tipo 92, usadas hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
[1] Muchas cintas de munición modernas utilizan eslabones que se desintegran.
Esta se encuentra sólo en unos pocos tipos de ametralladoras, como la DShK soviética, RPD, PK, la rusa RPL-20, PKP Pecheneg, las alemanas MG 34, MG 42, y MG 3, la china QJY-88 y la británica Vickers, que usaba una cinta de lona reforzada con remaches y placas de latón.
Los diseños posteriores de cintas utilizaron eslabones metálicos conectados permanentemente para sostener los cartuchos, y las armas que originalmente usaban cintas de lona como la ametralladora Vickers se usaron con este modelo más confiable.
A pesar de ser un sistema más eficiente, se utilizan pocas, posiblemente debido al costo y trabajo adicionales.
Algunos ejemplos son las cintas no desintegrables «Patronengurt 33, 34 o 34/41» usadas por las MG 34 y MG 42, y su derivado, el «Patronengurt DM1» utilizado por la MG 3, cuyos sistemas de alimentación se basaron en el empuje directo del cartucho de la cinta hacia la recámara del arma.
Algunas armas como la M134 Minigun y otras basadas en su diseño, utilizan un mecanismo híbrido para extraer los cartuchos de la cinta desintegrable y colocarlos en un sistema de alimentación sin eslabones, o un sistema especializado para extraer los eslabones permitiendo así una alimentación más confiable a cadencias de fuego extremas.
Debido a la falta de protección proporcionada por la cinta, las armas de infantería alimentadas por ésta suelen utilizar un contenedor flexible o rígido para mantener la cinta en el arma.
Las cintas que cuelgan libremente también pueden ensuciarse con la exposición a los elementos, entorpecer su manejo y enredarse con otros objetos, especialmente cuando el tirador intenta maniobrar.