Posteriormente, los etolios, temiendo una expedición de los macedonios, incendiaron la ciudad y la abandonaron.
[1] Polibio cita además a los cinetenses como, al contrario que todos los demás arcadios, practicantes de costumbres salvajes e impiedades contra las divinidades y menciona que, en un periodo indeterminado, cometieron una gran matanza.
Pausanias, por su parte, dice que los cinetenses habían ofrecido en Olimpia una imagen de Zeus con un rayo en cada mano.
En el ágora de su ciudad tenían diversos altares así como una estatua del emperador Adriano.
Había también una fuente llamada Aliso a cuya agua se atribuía propiedades curativas.