[3] En 1908 Manuel Cardoso y el fotógrafo João Freire Correia (1861-1929) fundaron “Portugalia Filmes”, desarrollando un valioso trabajo documental.
Será ahí donde se ruede la primera película sonora enteramente portuguesa: La canción de Lisboa.
Su director, un arquitecto de renombre, conquistado por el arte del celuloide: José Cottinelli Telmo (1897-1948).
Por su parte, el Estado Nuevo ve en la historia y en las ancestrales costumbres portuguesas una fuente de inspiración para construir su régimen político,[4] favoreciendo un cine poco original, lastrado por un costumbrismo artificioso cuyos protagonistas son los héroes históricos o folclóricos.
A pesar de que no podían esperarse grandes beneficios, debido a las especificidades geográficas y económicas del país, Portugal siempre contó, aunque con parcos resultados, con el mercado de Brasil.
[3] En los años 50 la crisis del sector, ayudada por la cada vez mayor presión de la censura, acabaron por reducir las producciones a un nivel mínimo.
Los directores más destacados son Fernando Lopes, Paulo Rocha y António da Cunha Telles.
Sin embargo, su cine no logra alcanzar a un público amplio en Portugal.
Por los caminos de un negro imaginario, pero bien vivo y activo, prosiguió el cine portugués - estrechamente confinado a las proyecciones locales, pero ahora, algo más internacional -, en su tradición realista y de retrato social.
Podría decirse que el comienzo del siglo XXI se vio en blanco y negro, casi en color.
Antes, Pedro Costa, habría llevado el campo documental al extremo del realismo (No Quarto de Vanda,2000), presentado en Cannes en 2002.
El gran público del cine hecho en Portugal, es ahora más escaso que hace veinte años.
Leonel Vieira falla en su Um Tiro no Escuro (2002) y O Fascínio (2003), de José Fonseca e Costa tampoco es un éxito.
El año 2006 se caracteriza por la manifestación de las dos corrientes cinematográficas más destacadas del momento.
Durante esta década y la siguiente, si bien con ayudas oficiales, el cine portugués prosigue en la tradición experimental en el documental con otro grupo de jóvenes, algunos de ellos ya con cierta experiencia: Pedro Sena Nunes, Catarina Alves Costa, Catarina Mourão, Sílvia Firmino, Miguel Gonçalves Mendes, Luísa Homem, Susana Sousa Dias, Cristina Ferreira Gomes y otros.
Un gran beneficiario de esta colaboración con la TV, en este caso con la SIC es el realizador Joaquim Leitão, algunas de cuyas realizaciones, Adão e Eva (1995), Tentação (1997) e Inferno (1999), se encuentran entre las más vistas en la historia del cine portugués.
Fue sonada también la producción de Cristina Boavida y Ricardo Espirito Santo Amo-te Teresa - Teresa, te amo del año 1999, que causó gran expectación entre los televidentes de SIC, no tanto por su calidad como por ser el film pionero en una larga lista de producciones cinematográficas con la TV en los inicios del siglo XXI.
Tiene delante de sí algunos dilemas que todavía nadie ha sabido cómo resolver.
[10] Los directores portugueses contemporáneos experimentan con los géneros cinematográficos, en algunos casos, jugando con la música para elaborar secuencias oníricas, (Morrer como um Homem, de João Pedro Rodrigues, 2009) con estéticas, por ejemplo, transgénero, que adquieren de pronto una atmósfera irreal, nocturna y abstracta, (Juventude em Marcha, 2006 o Cavalo Dinheiro, 2014, de Pedro Costa).