Ciencia versus religión. Un falso conflicto

Un falso conflicto es la traducción de la obra en lengua inglesa Rock of Ages, escrita por el biólogo Stephen Jay Gould.El libro trata la cuestión problemática de la relación entre religión y ciencia.En el corazón del razonamiento, Gould estipula dos propiedades básicas sobre MANS: la equivalencia y la independencia de los magisterios.En conclusión, no existe un magisterio de dominio universal, por lo que es obligatorio atender a ambos.En la presentación inicial utiliza como ejemplos situaciones de tensión durante las vidas de Santo Tomás Apóstol, Thomas Burnett, Charles Darwin, Francis William Newman, y Thomas Henry Huxley.Si Urbano VIII se había limitado a tolerar las nuevas teorías cosmológicas en cuanto hipótesis meramente matemáticas, Pío XII aceptará la teoría evolutiva como posibilidad real, aunque limitada a la explicación del origen el cuerpo físico, y dejando el problema del alma en el terreno de la religión.En este sentido, se detiene a analizar los ejemplos de Cristóbal Colón y del actual creacionismo americano, como falacias o violaciones de la relación legítima entre ciencia y religión.Gould centra las causas psicológicas en una supuesta problemática que le plantea al ser humano su comprensión de la naturaleza.En definitiva, la realidad de la naturaleza no ofrece pruebas que sustenten las creencias religiosas, ni permite al ser humano arrogarse potestad moral sobre el mundo natural.Además Gould compagina esa ausencia con la afirmación de que ese discurso religioso, cuya metodología no aclara, produce dos resultados bien precisos: el significado último y el valor moral.La autora se muestra sorprendida ante ciertas acritudes de Gould en un texto por lo demás amable, como cuando califica, sin especificar, a “muchos científicos” de "arrogantes (…) que intentan degradar la religión a la impotencia y la inconsecuencia, o mantienen objetivos imperialistas".Gould parece utilizar unos tipos de religión muy limitados que no se corresponden con la realidad.Aun así, este autor considera que el libro es un recurso excelente para cualquiera que desee profundizar en el tema de la relación, siempre difícil y tensa, entre ciencia y religión.En su reseña, Jim Walker[4]​ defiende la idea de que para la coexistencia pacífica entre la ciencia y la religión, es necesaria una respetuosa no interferencia.Por otra parte, para Walker, la abundancia de expresiones por parte de Gould, tales como "amén", "sólo el Señor sabe..."...etc, aun confesándose Gould agnóstico, no están justificadas, ni siquiera como meras expresiones lingüísticas, pues considera que Gould tiene el vocabulario y el talento suficiente para utilizar otras más apropiadas.Ruse defiende en cambio que el pensamiento religioso puede utilizar la ciencia para modificar las propias proposiciones existenciales.En primer lugar, Orr niega que la solución a todo problema complejo sea la búsqueda del punto medio aristotélico, como propone Gould.Hay problemas que no pueden resolverse de esta forma, sea cual sea su grado de complejidad, dado que sí es posible elucidar una solución verdadera y otra falsa.