Cielo profundo es un término astronómico utilizado para referirse a los objetos astronómicos más débilmente visibles a grandes distancias de la Tierra como cúmulos estelares, nebulosas y galaxias.
En los catálogos más comunes se establecen números de objeto en función del orden en el que han sido descubiertos.
Habitualmente, se consideran objetos de cielo profundo aquellos que son visualmente distinguibles del resto en una fotografía, aunque hay que puntualizar que mediante un análisis del desplazamiento al rojo del espectro del objeto (Efecto Doppler-Fizeau), se podrían diferenciar dos objetos aparentemente unidos.
Al decir "tamaño", hay que distinguir si nos referimos al tamaño real del objeto, habitualmente medido en años luz, o al tamaño relativo del objeto, medido en unidades de arco, o segundos de arco.
Teniendo en cuenta que la Luna tiene un tamaño relativo de aproximadamente medio grado, podríamos pensar que la Galaxia de Andrómeda se verá más grande a simple vista, pero esto no es así, porque por su bajo brillo superficial y el hecho de que palidece al acercarse a los bordes, con instrumentos normales solo podemos ver su núcleo, de un tamaño mucho menor de medio grado, hasta el punto de que es casi inapreciable, a no ser que la noche sea muy clara.