El café fue introducido al Brasil en 1727 pero nunca fue producido en gran escala.
[1] La primera gran región cultivada fue el valle del Paraíba, y el trabajo en las haciendas era hecho con mano de obra esclava.
Comenzó a usarse ahí mano de obra libre, especialmente la de inmigrantes europeos (en su mayoría italianos) que llegaban al país en gran número hacia el final del siglo XIX e inicios del XX.
El ciclo del café dejó marcas profundas en el país y sus consecuencias son perceptibles hasta hoy.
El café también dio un fuerte impulso a la industrializacíon, la construcción de vías férreas y la urbanización.