Los síntomas más usuales son: malestar general, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, palidez, sudoración, fatiga, somnolencia, desorientación y apatía.
Esta teoría propone que los síntomas presentes durante la inmersión en RV pueden ser el resultado de un conflicto entre el sistema vestibular del oído interno y los otros sentidos, principalmente la vista, o con la propiocepción.
Aunque esta teoría ha sido cuestionada por algunos investigadores, sigue siendo la más utilizada para explicar los efectos secundarios negativos de la RV.
Hay algunos instrumentos, aunque actualmente pocos, para medir los efectos secundarios inducidos por la RV.
Este cuestionario fue diseñado para ser aplicado en diferentes dispositivos que utilizan la simulación, incluyendo la RV, y dónde a su vez se utilizan diferentes dispositivos de visualización (como cascos de RV o sistemas CAVE).
Los investigadores querían determinar qué síntomas mostraban cambios sistemáticos antes y después de la inmersión en RV.
En el estudio se identificaron tres factores: síntomas oculomotores (fatiga visual, carencia de concentración, etc.), desorientación (vértigos y mareos) y náuseas (incluyendo los eructos, un aumento de la salivación, etc.).
Esta estructura factorial ha sido ampliamente utilizada para medir la frecuencia de los cibermareos en la población general.
También parecen ser más vulnerables las personas entre los 2 y los 12 años de edad, personas que sufren de migrañas, que tienen una fuerte tendencia a exponerse en videojuegos o películas inmersivas, o sean propensas a experimentar malestares relacionados con viajar en vehículos.
Una técnica llamada Nasum Virtualis muestra una nariz virtual como un marco de referencia fijo para los dispositivos VR.