Su padre, Johann Friedrich Vulpius, que trabajaba como archivero (es decir, copista de archivos) en Weimar, había estudiado Derecho unos cuantos semestres pero luego abandonó la universidad.
Su puesto estaba mal pagado, y la familia vivía en circunstancias difíciles con seis hijos.
Su felicidad inspiró a Goethe para escribir sus alegres y eróticos poemas, empezando con las Elegías Romanas — las cuales reflejan no sólo el viaje italiano de Goethe de 1786 a 1788, sino también su relación con Vulpius — y acabando con el poema "Encontrado" ("Una vez al bosque fui sólo...").
La corte y la sociedad de Weimar (especialmente Bettina von Arnim-Brentano) rechazaban la relación como ilegítima e impropia.
Las cartas de Vulpius a su marido revelan su sentido común así como ciertas lagunas en su educación.
Vulpius tenía un agudo sentido de la estética, y Goethe a veces confiaba en sus consejos.
Afirmó que no podía ni continuaría el negocio del teatro en Bad Lauchstädt sin ella.
Al año siguiente, desarrolló insuficiencia renal, acompañada de dolor agudo.
Se casó con Ottilie von Pogwisch (1796-1872), que cuidó de su suegro Goethe hasta su muerte en 1832.
Hasta principios del siglo XX, Christiane Vulpius recibió escasa atención.