[1] En este libro, la escritora relata sus aventuras con Chico Carlo pero también el recuerdo de su Melo natal, los paisajes, la gastronomía, la familia, y algunos detalles del diario vivir de la época que marcarían para siempre su personalidad.
[2][3] Chico Carlo se transforma así, en una obra literaria que parte del recuerdo del compañero de infancia de Juana de Ibarbourou, a quien dirige este mensaje: En cada cuento, la autora -que en el libro se hace llamar Susana-, narra un episodio de su infancia, enmarcado en la plácida y tranquila vida pueblerina.
[4] Caracteriza a los personajes, algunos pertenecientes al entorno familiar, los amigos, su nodriza Feliciana, y Chico Carlo a quien describe de esta forma:[5] Y yo las aceptaba con la sencillez egoísta con que los seres débiles aceptan el espontáneo sacrificio de los fuertes.
Cuando más, algún día, con la boca llena preguntábale: -¿Querés un pedacito, Chico Carlo?
[8] Es dentro de las dos primeras lecturas en las que la autora dá a conocer los rasgos más importantes del personaje.