Chichén Itzá
[2] Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, las construcciones principales que ahí perduran corresponden al periodo denominado clásico tardío o posclásico temprano (800-1100 d. C.) dentro del período posclásico mesoamericano.Su nombre deriva de las palabras mayas chiꞌ ‘boca’, chꞌeꞌen ‘pozo’, its ‘mago o brujo’ y jaꞌ ‘agua’.Chichén Itzá fue fundada hacia el año 250 d. C., durante «la primera bajada o bajada pequeña del oriente» que refieren las crónicas, por los chanes de Bacalar (que después se llamaron itzá y más tarde cocomes).En la caída, la élite estaba formada por guerreros, sacerdotes y comerciantes que gobernaban Chichén Itzá.Sin embargo, estudios más recientes[10] sugieren que pudieron haber sido la expresión cultural de un sistema político muy extendido y prestigioso durante el posclásico temprano en toda Mesoamérica.[12] Sin embargo, las orientaciones astronómicas, que evidentemente tenían tanto el significado ritual como la utilidad práctica relacionada con el ciclo agrícola, están plasmadas en muchos edificios, tanto en Chichén Itzá[13] como en otros sitios.y extrajo numerosos objetos que envió a su país, vendiéndolos, principalmente al Museo Peabody de Massachusetts.[20] Finalmente, después de diversas gestiones del Gobierno mexicano, retornó a México, en 1970 y en 2008, una buena cantidad de las invaluables piezas arqueológicas, que se encuentran a resguardo en diversos museos mexicanos.[21] No obstante el aspecto legal, muchos expertos de entonces, entre los cuales Teoberto Maler, consideran que Thompson actuó con dolo y una total falta de ética, saqueando el cenote.[22] Actualmente, la antigua concepción del sacrificio de doncellas en el cenote sagrado ha quedado superada con las investigaciones osteo-arqueológicas y epigráficas recientes.Dos gigantescas serpientes emplumadas formaban las columnas en el vestíbulo de entrada, mientras que las paredes interiores estaban ricamente decoradas en piedra.El Templo Sur del Juego de Pelota en Chichén Itzá está lamentablemente muy destruido, probablemente debido a sus grandes dimensiones.Están decoradas en sus cuatro caras con relieves de guerreros, sacerdotes y prisioneros, así como plazas con la efigie del Hombre Pájaro Serpiente o Kukulkán.El Osario de Chichén Itzá también se conoce como la tumba del gran sacerdote.En la primera de las cámaras, había dos esqueletos en muy malas condiciones pertenecientes a individuos masculinos, y algunos vasos fragmentados.También se conoce comúnmente como Casa Colorada, debido a una franja pintada en rojo dentro del vestíbulo o la primera bahía.La Casa del Venado en Chichén Itzá ya se encuentra muy deteriorada, pero tiene pautas arquitectónicas muy similares a las de Chichanchob.Es parte de una plaza que contiene Chichanchob, y probablemente un complejo residencial asociado con el Osario.Adyacentes al muro que se ubica detrás del pórtico hay dos banquetas decoradas con serpientes emplumadas, y el talud con una procesión de guerreros.En esta representación se ve a un personaje central que tiene una serpiente emplumada por detrás de su cuerpo.Este personaje está pisoteando dos cautivos que llevan tocados emplumados, protectores de brazos, tobilleras y sandalias.Prieto Hernández resaltó la importancia del descubrimiento como un vínculo tangible entre los mayas actuales y sus antepasados.[30] En 1840 el estadounidense John Lloyd Stephens, en compañía del artista inglés Frederick Catherwood, visitó la zona arqueológica de Chichén Itzá.En esa época se encontraba dentro de la hacienda del mismo nombre que pertenecía a Juan Sosa.[32] Al morir Thompson en 1935 la propiedad pasó a sus herederos, aunque el control y la jurisdicción, así como la exploración sistematizada y el mantenimiento del extenso sitio arqueológico está a cargo, por disposición de ley, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, organismo descentralizado del Gobierno federal mexicano.A su retorno a Francia, logró montar una exposición con las fotografías tomadas en México, que cautivaron la atención de la sociedad parisina, al grado que el emperador Napoleón III patrocinó en 1863 la edición de su libro Cités et ruines americaines, en donde describió lo aprendido en sus viajes[33] y se publicaron placas de sus mejores fotos.