Por ello, el Cardenal Cisneros creó, en 1495, la Capilla Mozárabe para que se conservase la antigua liturgia y encomendó al canónigo Alonso Ortiz la tarea de la recopilación.
Sin embargo, lo mismo no pudo ser hecho con el canto (canto mozárabe), ya que se encontraba en una notación neumática in campo aperto que hace casi imposible su transcripción.
Están escritos en la notación mensural típica de finales del siglo XV y son perfectamente legibles en cuanto al ritmo y la melodía.
Estos cantorales recogen solo las piezas para ser cantadas por el coro de capellanes.
Las piezas para ser cantadas por el sacerdote y el diácono se han tomado del misal publicado por Cisneros en el año 1500 ("Missale mixtum secundum regulam beati Isidori, dictum Mozarabes").