[2][3] Aunque originalmente fue condenado a la pena de muerte, el entonces presidente de la república Carlos Ibáñez del Campo le concedió un indulto Presidencial, reduciendo su sentencia a cadena perpetua.
[5] En 1954, durante su trabajo en la minería del carbón, se enzarzó en una pelea con Feliciano Carranza,[6] un capataz tras ser despedido por discutir con un superior por su sueldo.
[3] Debido a su buen comportamiento, Roldán recibió libertad condicional tras su primer año en prisión.
Su ejecución fue agendada para el junio de 1958,[14] pero el entonces presidente de la república Carlos Ibáñez del Campo finalmente se involucró en el caso, otorgando clemencia a Roldán, cuya sentencia fue luego reducida a cadena perpetua.
La casa en la que ocurrieron los asesinatos de 1957 fue posteriormente demolida y reemplazada por un busto en honor a las seis víctimas.
Roldán no venía del mismo nivel de abandono extremo (aún vivía con sus padres al momento del ataque) por el cual pasó Valenzuela (quien había vivido solo y sin residencia fija desde los 6 años de vida).