Castillón-Peñaflor

Las laderas sur y oeste son muy pronunciadas, mientras que la este es una suave colina.

Está a una altitud de unos 883 metros sobre el nivel del mar, formado por areniscas, margas, limos, arcillas y yesos, estos materiales son fácilmente erosionables, por lo que el cerro se ha visto afectado por la erosión del terreno lo que ha provocado su descomposición.

En cuanto a su posición, el cerro avanza dentro del valle del río Jabalón donde ejerce un control directo del cruce de dos vías de comunicación a larga distancia, este espolón está delimitado por dos arroyos el Toril y el Peñaflor, lo que la convierte en una comarca importante desde la prehistoria, ligada al paso de ganado trashumante.

La segunda etapa corresponde a la época medieval cristiana, fechada entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII, en pleno proceso de reconquista y repoblación cristiana del Campo de Montiel, se trató de una aldea fortificada, que pudo contar con una cerca defensiva, una iglesia y en su ladera sur una necrópolis.

La sociedad es típica de la Edad Media, con una organización social piramidal en cuya cúspide se encontraría en un primer momento la Orden de Santiago y tras su cesión, el mencionado en las crónicas como "García Pérez".

Los enterramientos permiten ver que la población estaba formada por hombres, mujeres y niños, dedicados a la explotación del entorno y a las labores domésticas, la ausencia de ajuares en los enterramientos hace pensar que se trataba de una comunidad rural agroganadera.

Los primeros hallazgos sacaron a la luz cinco complejos estructurales funerarios (CEF), uno en 2004 y cuatro en 2013, cada uno de estos CEF albergaba varios enterramientos con distintas tipologías de tumbas, donde posteriormente en el laboratorio se llegaron a identificar hasta 29 individuos, los restos fueron clasificados en seis grupos: Grupo 1: Individuos completos en posición primaría.

Los enterramientos se caracterizan también por su austeridad y la escasa acomodación del cadáver con almohadillas de piedras tosca, no se encuentran en ellos ni adornos ni armas, ni exvotos, con respecto a los tipos de sepultura nos encontramos ante cistas y fosas antropomorfas marcando los hombros y la cabeza, todas estas características nos dejan ver que estos enterramientos correspondían a poblaciones cristianas de repoblación.

Para estudiar estos grabados se utilizaron técnicas no invasivas, ya que la fragilidad de la arenisca del cerro podría perjudicar aún más estos descubrimientos iconográficos, se optó por realizar fotografías en distintos periodos del día para realzar así los grabados.

Estos motivos rupestres plantean varios interrogantes, sobre cuál es su origen y significado, el principal motivo encontrado se trata de un conjunto de líneas punteadas y algún punto suelto, formando una figura antropomorfa, símbolos que se podrían considerar propios del arte rupestre, sin embargo, aunque este hallazgo puede considerarse importante las dificultades metodológicas y de conservación hacen imposible realizar una investigación más exhaustiva.

Localización del cerro Castillón, en el que se ubicó Peñaflor.
Boca del pozo-cisterna de Peñaflor. PAEJ 2016
Cerca de Peñaflor exhumada en los años 80, tramo Norte. PAEJ, 2014
Fosa antropomorfa tallada en la roca de la necrópolis de Peñaflor, PAEJ,2013
Ortofo y calco digital de la principal figura del cerro Castillón.