Caro Bellido data la transición del ajuar cerámico fenicio al periodo de influencia cartaginés hacia el año 550 a. C.[1][2] Ha sido estudiada por especialistas clásicos como Pierre Cintas, Donald Benjamin Harden o la italiana Anna Maria Bisi (1938–1988).
[3][4] Se distinguen dos periodos principales, el antiguo, con sus características banda o franjas paralelas horizontales decorando las piezas alfareras, que casi desaparecen en el periodo final, con una cerámica monocroma más funcional de engobe rojo, como las típicas vasijas fenicias de embocadura y cuello trilobulado o con ‘boca de seta’,[5] o las ánforas y «pithoi» de gran tamaño, utilizadas para el almacenaje y transporte de mercancías.
[6] En la península ibérica, la alfarería cartaginesa, heredera de la fenicia, perduraría entre el año 500 a. C. y la romanización, con abundantes muestras en el archipiélago Balear, Levante y Andalucía.
[4][7] También puede mencionarse, en los enclaves del Mediterráneo occidental de herencia fenicia, el yacimiento norteafricano de Sidi Abdeselam del Behar, junto a Tetuán.
Desde las vasijas halladas en Sulcis (Cerdeña),[11] hasta los variados ajuares funerarios del entorno gaditano.