Su origen se sitúa específicamente en Copán a inicios del período Clásico Tardío mesoamericano.
Desde Copán se difundió hacia el valle de Ulúa (en Honduras), Chiquimulilla, Motagua y Tiquisate (en Guatemala), y la zona central y occidental de El Salvador.
Este estilo cerámico se siguió utilizando hasta el final del Período Clásico tardío, alrededor del 900 d. C. El engobe de la cerámica es fino y blanco y está decorado con pintura roja que contiene hematita.
Las vasijas decoradas cuentan con un fondo que puede ser de color bayo, crema, naranja o naranja-crema.
La decoración de esta cerámica se ubica tanto en el interior como en el exterior de las vasijas y estas cuentan con figuras antropomorfas, pseudoglifos, figuras zoomorfas y geométricas; estos motivos están delineados con colores verde, rojo o negro; y rellenos con colores verde o rojo y a veces con colores agua y anaranjado.