[2] El emperador Carlos I decidió que se revisasen los padrones de pecheros, es decir de los vecinos obligados a atender los “Servicios de Su Majestad”, que eran impuestos aprobados por las Cortes de los que estaban exentos la Nobleza y la Iglesia.
[1] Para ello ordenó que dos comisionados por Intendencia (Zonas geográficas equivalentes a las actuales provincias) recorrieran los pueblos revisando el número de pecheros, anotando las cantidades que pagaban, estableciendo cuánto debían pagar e informando sobre la riqueza de cada lugar para fundamentar con equidad las “cáñamas” o contribución correspondiente a cada pueblo.
En el año 1541 se estableció un nuevo “Servicio extraordinario”, lo que exigió una revisión del Censo.
El conjunto de todos estos datos se encuentra reunido en un legajo que se conserva en el Archivo General de Simancas con la signatura “Contadurías Generales núm.
[3][4][5] Hoy en día es usado como referencia para estudios históricos de poblaciones que rara vez eran mencionadas en documentos la época por su pequeñez.