Cementerio protestante (Santander)

Existen, documentadas desde el siglo XIV y especialmente desde el XVIII, relaciones entre la ciudad y el puerto de Santander con súbditos británicos, debidas a la estancia de técnicos, ingenieros y comerciantes de esa nacionalidad en Santander.

Por aquel entonces los protestantes no podían descansar en el camposanto católico, ya que se consideraba "tierra sagrada" y estaba prohibido enterrar allí a herejes, ateos o suicidas, o simplemente a personas de otras religiones.

Al fin, se entierra a la primera persona, (un inspector de ferrocarril) en 1864.

A principios de este siglo se realizan las obras definitivas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el patronato del cementerio queda constituido por los cónsules de Inglaterra, Alemania, Suecia y Noruega, correspondiendo desde 1961 la gestión del mismo al cónsul de Alemania.