Cementerio de Darwin

Las tareas fueron llevadas a cabo por la Commonwealth War Graves Commission, bajo supervisión del Comité Internacional de la Cruz Roja.

[3]​[4]​ Después del conflicto el Reino Unido se ofreció a enviar los cuerpos al territorio continental argentino, pero los familiares de los caídos se negaron argumentando que «no hay nada que repatriar, porque están en su patria», reivindicando el reclamo argentino sobre las islas.

La construcción y organización del sitio fue llevada a cabo por el coronel británico Geoffrey Cardozo.

[11]​ Además, solicitaba a las autoridades argentinas que enviasen un grupo para reconocer los restos.

Muchos isleños se han manifestado en contra de la permanencia del cementerio, ya que según ellos el gobierno argentino «usa esto para razones políticas».

[1]​ La ubicación fue una condición dada por los isleños para permitir que fuera construido el lugar, pero que las cruces no pudieran ser vistas desde las cercanas localidades de Puerto Darwin y Pradera del Ganso.

Para llegar, al costado de Darwin Road hay un pequeño cartel que dice Argentine Cemetery.

El teniente Giménez, fue piloto de un Pucará y su cuerpo no fue encontrado sino hasta 1986.

Por esta razón, se decidió que cada familia adoptaría una de las 123 tumbas sin identificación, para rendir tributo a su hijo, aunque no tuviese certeza de que yacía en ella.

Estos no pudieron ser reconocidos, ya que no se encontraron sus placas identificatorias, y recién en julio de 2008, cuando fueron entregados a la Argentina, se los pudo enviar al Banco Nacional Genético del Hospital Durand, donde luego de realizar las pruebas de ADN se confirmó su identidad.

Los diseños propuestos habían sido objetados por su tamaño (ya que la cruz y los muros les parecían a los malvinenses «demasiado altos») y la posibilidad de construir una capilla pequeña junto a las tumbas, rechazada.

[21]​ La obra del monumento fue diseñada por los arquitectos Mónica Cordero de Berraz y Carlos D'Aprile.

[19]​[20]​ Su estructura fue premoldeada en el Aeropuerto de Ezeiza, luego transportada por camión hasta Campana, y en barco desde allí a Uruguay, desde donde se la envió al puerto East Cove (Base Militar Mount Pleasant) en un barco de bandera antiguana.

[11]​[19]​[22]​ Su armado fue realizado por la empresa escocesa AWG, finalizando en abril del mismo año.

[28]​ Para el viaje, el gobierno británico pidió que los familiares no cantaran el Himno Nacional Argentino ni enarbolaran o hicieran flamear banderas argentinas, ya que «podrían haber sido interpretados como actos provocadores» por la población local.

[27]​ En 2007, Sebastián Socodo, un argentino que se casó con una malvinense y reside en las islas, fue empleado para ser el cuidador del cementerio.

[5]​ Socodo conoció a su pareja, que residía en Buenos Aires, durante el secundario y se casaron.

El pedido fue hecho al Papa Francisco en una reunión con familiares y excombatientes, para que mediase por la construcción del templo, ya que la prefectura apostólica de las Islas Malvinas depende directamente de la Santa Sede.

A todos los soldados enterrados se les dio sepultura con honores militares.

Cada tumba está marcada por una cruz de madera blanca con el nombre del soldado en ella, si se conoce, o con la frase anteriormente citada.

[41]​[42]​ Andrés se convirtió en el primer miembro de la familia real británica que rindió honores a los soldados argentinos muertos en las islas.

Hasta entonces, el gobierno británico e isleño prohibían que la bandera argentina flameara en el cementerio.

[11]​[58]​[59]​[60]​ Alrededor del 2008 el argentino Julio Aro creó la fundación “No me olvides” con el objetivo de ayudar a las personas con algún tipo de trastorno o estrés postraumático, ya sea físico o psicológico, que haya sido causado por situaciones violentas que tuvieron que vivir a causa de conflictos.

En diciembre de 2011, el músico británico Roger Waters fue contactado por Gabriela Cociffi para solicitarle colaboración con la causa.

[63]​[11]​[64]​[65]​[12]​ En ese mismo mes, Juan Carr había anunciado la presentación de un pedido al gobierno inglés y la cruz roja internacional para identificar a los soldados caídos.

[75]​ Luis Fondebrider, presidente del equipo, explicó que en Darwin los forenses tendrán un máximo de ocho semanas para desplegar un equipo de unas 20 personas, abrir las sepulturas, tomar restos, cerrar las sepulturas y volver al continente para analizarlos.

[12]​[11]​[62]​[80]​[81]​[82]​[83]​ Se plantearon una serie de condiciones para las tareas: participarían peritos argentinos, británicos y españoles, los cuerpos serían exhumados e inhumados durante el mismo días, y sólo podrían ser abiertas las tumbas con restos no identificados.

Sebastián Socodo, responsable del mantenimiento del cementerio, dijo que las familias fueron notificadas y que no estaba claro cuándo ocurrió ni quiénes habían sido los autores.

La policía de las islas realizó una investigación y el sitio del ataque fue reparado.

[97]​ El Foreign Office del Reino Unido y la Asamblea Legislativa de las Islas Malvinas también condenaron el ataque.

Cementerio de Darwin en 2008.
Vista hacia 2013.