Hasta entonces las autoridades conservadoras habían visto la constitución de organizaciones judías como una amenaza para la unidad nacional de un estado profundamente católico.
[4][5] El Centro recibiría la personería jurídica en marzo de 1930 y en octubre del mismo año, por medio de un acuerdo del Consejo Municipal, se destinó un terreno de 1500 metros para el Cementerio Israelita, que quedaría contiguo al nuevo Cementerio Protestante de igual extensión.
Hasta entonces las inhumaciones de judíos se realizaban en el antiguo Cementerio Protestante ubicado en el centro de la ciudad, y que fueron posteriormente exhumados para trasladarlos.
Por entonces surgió una polémica en torno a la administración del camposanto, llegando a recibir el Centro Israelita propuestas en 1941 y 1952 de la Sociedad Hebrea de Socorros y de la Unión Federal Hebrea, organizaciones asquenazíes, para una administración conjunta del cementerio al que se dividiría a la usanza de los cementerios israelitas franceses en donde había se destina una porción del terreno para asquenazíes y otra para sefardíes, pero sin existir una separación material del cementerio.
El Centro Israelita rechazó estas propuestas hasta que finalmente en 1955 se aceptó una administración conjunta a través de una Junta Intercomunitaria.